jueves, diciembre 29, 2005
Izquierda e innovación
Las tendencias sociales, culturales, económicas y de todo otro orden se inclinan hacia la izquierda. (Entendiéndose por izquierda, hoy en día, toda idea, proceso social o económico que no está en concordancia con Estados Unidos de América).Los gobiernos que van surgiendo en América Latina tienen tinte de izquierda. La política económica practicada por las instituciones financieras típicamente destinadas a considerar el salvamento y el desarrollo de estos países a base de préstamos –con las características típicas de préstamos colonizadores–, con los años han dado resultados negativos.Tal vez Estados Unidos tuvo la intención (bona fide) de un Plan Marshall América Latina, como ocurrió para Japón; lo que no podría resultar. No se puede pensar que los americanos del norte hubiesen sido, por entonces, tan cortos de vista.Nótese cómo, por ahora, en América Latina van apareciendo gobiernos de izquierda –léase no sometidos a políticas norteamericanas–. Argentina no quiere las condiciones de país deudor y dice que pagará toda su deuda externa, después de la crisis tan aguda que pasó; actitud con la cual quiere significar su grito de libertad. Procesos así se identifican con los de otros países, y surgen movimientos simpáticos que llevan a la efervescencia de las naciones y a finales difíciles de predecir.La sociedad está cambiando por consecuencia, y cambian los mercados. Al cambiar los mercados, la estructura interna de las empresas y negocios forzosamente tiene que cambiar. La alta tecnología, teniendo a la revolución informática a la vanguardia, cambia la faz de las actividades y ocurre como con las vetas de petróleo, que luego de un sismo se cierran unas y se abren otras, y cambian el panorama.Así, con toda esta perspectiva, como todo negocio aspira a captar la mejor rentabilidad por sus recursos empleados, cabría preguntarse, ¿se debería seguir con lo nuevo las mismas reglas de ayer?¿Qué se debe hacer, copiar, innovar, invertir más, cambiar los productos, buscar diferencias, o seguir cavando en el mismo hoyo...? Las empresas no pueden desaparecer de la noche a la mañana. Hay inversiones en capital fijo, en recursos humanos (talento y experiencia), más mercados y nichos por explotar que no se pueden abandonar... Cabe entonces innovar.La innovación es, por definición, ver actitudes, procesos y planes de forma diferente a lo tradicional. No se trata de reemplazar un emplasto por otro. Se trata, más bien, de buscar la más inteligente utilización de los recursos de todo orden para asegurar la supervivencia y la mejor rentabilidad frente al proceso de cambio y las nuevas corrientes, generados por la velocidad informática y su capacidad de almacenamiento.Los mercados de capitales cambiarán dentro de pocos años por la incidencia de los nuevos conocimientos que adquiere el ser humano. La autocultura que se generará a través de internet le va restando sustancia a la educación tradicional, que hasta tiene que crear diplomados, maestrías, etcétera, como alcance a sus programas, que en ocasiones ya resultan obsoletos.
jueves, diciembre 22, 2005
jueves, diciembre 15, 2005
jueves, diciembre 08, 2005
jueves, diciembre 01, 2005
jueves, noviembre 24, 2005
Peter Drucker: su misión no ha terminado
El más eminente pensador sobre administración de empresas y organización de la sociedad para la época moderna, falleció el 12 de este mes en su residencia en Claremont, California, (1909-2005).Dolorosa la pérdida para quien fue su alumno en la década del setenta, y seguidor de toda la vida de este extraordinario austriaco, nacionalizado estadounidense. El pensamiento directivo ha perdido a su más grande visionario.Escritor prolífico, más de tres decenas de libros generaron su mente extraordinaria y su pluma feraz. Sus pensamientos sobre administración de empresas (negocios, gubernamentales, fundaciones sociales, etcétera) han sido el tema de sus libros, ensayos y artículos que, me atrevo a pensar, bien podrían ser el contenido de unas diez mil páginas.Conocí al doctor Drucker cuando por razón de mi inclinación se me designó para concurrir a la Escuela Graduada de Administración de Negocios en la Universidad de Nueva York. Para entonces yo había leído The practice of management (1954). El tema me fascinó y de por vida he seguido el pensamiento de este filósofo extraordinario, y he tratado de aplicarlo en las instituciones en que ha sido posible.La finísima facultad de observación del profesor fue parte de su mente más allá de lo común, a la cual se sumaba su humildad y modestia –atributo de genios–. Dueño de una cultura amplísima que –se lo dije en una ocasión– parecía que desde que nació nada había dejado de aprender. El sabio me respondió: “Gracias a Dios que nací ignorante”. El concepto tan modesto está también en uno de sus libros autobiográficos. “Conócete a ti mismo”, es posible que este fue el concepto que trasladó a su consejería: “¿En qué negocios estamos?”...A mi criterio, entre la treintena de libros, su pensamiento seminal está expuesto en tres enjundiosos ejemplares: Landmarks of Tomorrow (Fronteras del futuro), The age of discontinuity (La gran ruptura), y The practice of management (La gerencia de empresas). En el primero escribe lo que podría ser su pensamiento precursor: “Nuestra visión del mundo ha cambiado: hemos adquirido una nueva percepción y con ella nuevas aptitudes. Hay nuevas fronteras para la oportunidad, para el riesgo y el desafío” (1957). Como gran humanista, el núcleo de su pensamiento gira alrededor del individuo: “En una organización, la gente es el recurso (activo) más valioso; la empresa emplea al individuo total (con sus virtudes y sus defectos); la organización es un aparato para maximizar: lograr que el hombre común realice cosas poco comunes”... Como si fuera hoy, hablaba acerca del cambio.A partir de las cinco de la tarde de cada día su clase se llenaba de directivos del más alto nivel de grandes corporaciones. El erudito exponía sobre administración por objetivos, contabilidad por actividades (hoy conocida como sistema ABC), mercadotecnia, ecología social, innovación, dirección de personal; con énfasis en la personalidad dinámica, y eficaz, del ejecutivo de empresas. Predecía la era del conocimiento: “Hoy el fundamento del poder es el conocimiento”.Nos decía para romper criterios, desdoblar ideas o criticar ídolos (en esencia era un iconoclasta) que nada debería aceptarse como verdad absoluta si no se investigaban sus causas y sus consecuencias (recordaba a Sócrates y a Descartes). Por todo aquello lo llamaron futurólogo, término que lo rechazaba. Cuando le preguntaron acerca de su profesión, Drucker dijo: “Soy escritor; me divierto cuando tengo papel y lápiz”.Good bye, Peter. Te extrañaré mucho...
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