jueves, enero 24, 2008

Hablaron los almirantes

El presidente Rafael Correa dijo que nada pasa en la Armada, pero ocurre que sí pasó, tanto que hasta hoy no se soluciona la destinación de los almirantes a sus nuevas funciones. A pesar del hermetismo con que se quiso que pasara la circunstancia, no fue posible y salió al aire. Portalón cerrado y prohibición para difundir la noticia no fueron suficientes.Cuando se publique este comentario tal vez se haya solucionado el caso, cuyos componentes –para la solución– tendrán que ser los mismos elementos. Todo esto resulta, nada menos y nada más, que por los apresurados cambios que el Presidente quiere realizar ante el temor de la reacción de los “pelucones y las mafias” que, expresa, están tratando de desestabilizar su gobierno.Los reclamos de los almirantes desde otro ángulo: es una conducta evolutiva que brota de la misma disciplina y enseñanzas que han recibido. Y que además prueba que reaccionan ante lo que consideran inconsulto.Por muy constitucional o dictador que sea un mandatario está para dirigir el país sin fracturar sus tradiciones, la organización y sus costumbres; todo este bagaje forma la cultura y la tradición de un pueblo; sin que esto quiera decir que no se cambie lo que se tiene que cambiar a tono con los tiempos y las corrientes de la civilización.La actitud de reclamo a que me estoy refiriendo la tomo solo como una muestra de la velocidad de los cambios que se quieren hacer en el país por parte del presidente Correa. Hay que ser muy sutil con los cambios fundamentales, que no sean solo de coyuntura. Al igual que Toffler, pensaríamos que “necesitamos ver de qué forma se relacionan entre sí los diferentes cambios”.Pudiera ser que la actitud de los almirantes sirva para aclarar la visión del país, y no se piense que el tiempo hay que utilizarlo solo para destruir o aislar a la oposición política. Esta actitud política es errónea. Mientras tanto, la gente sigue esperando empleo, salud, educación, y ve con amarga censura cómo se emplean 27 millones de dólares en la compra de un avión para viajes del Presidente, o en movilizaciones desde todo el país para darle un mensaje de aniversario a Guayaquil, al tiempo que se vende el nombre de su símbolo deportivo.Como el Presidente anuncia que recién es el principio, querrá decir que hay que esperar lo que vendrá. Ojalá que el futuro no sea repleto de leyes y disposiciones punitivas, sino que sirvan para estimular el ingreso de capital para fraguar inversión en las nuevas modalidades que demanda esta civilización de la tecnología.El presidente Correa debe alejarse por un rato de la acción meramente política y dedicarse a pensar en el futuro económico del país. Se necesitan leyes sabias para poder aprovechar el amplio espectro de recursos que la naturaleza ha dotado al Ecuador.En el camino se le aparecerán los consabidos molinos de viento. El PSC, que el Presidente lo ve –o se lo hacen ver– hasta en la sopa, ya no es lo que fue, y su líder como buen estratega político, se retiró de la arena con toda precisión. Así es que el camino está limpio.

jueves, enero 17, 2008

Entorno incierto

Cuando se habla o se escribe sobre economía no se puede soslayar el tema de la política general en el país. Las economías (macro y micro) funcionan eficientes cuando operan en un entorno político previsible. Como los gobiernos son los mandamases, prescinden de esta premisa hasta el extremo de cambiar las reglas del mercado mediante posiciones creadas ex profeso. (Usualmente las leyes de economía dictadas bajo los principios del desarrollo se las aplica por reglamento).A través de las impetuosas declaraciones del presidente Rafael Correa se logra conocer su agenda mental que crea grandes incertidumbres. Si se depura lo que ya el Presidente lleva expresado y las leyes que ha dictado se comprenderá que, manejando “todos los poderes”, puede dictar reglas a su conveniencia política, que sirvan o para cambiar el panorama nacional o para debilitar a la oposición.Está fuera de duda que el sector de la inversión privada resulta ser la oveja negra a criterio del Presidente; cuando es el motor principal y factor multiplicador que crea la riqueza, que luego el Estado la aprovecha y la distribuye. Se señala y se desprestigia a dicho sector en general, mientras se ignora, nada pasa, en el sector público, en donde se desarrolló, a raíz del petróleo, una economía de contratos. Son bastante conocidos los beneficios de particulares –no del Estado– que deja este tipo de política, en realidad es perjudicial para la economía de desarrollo del país.Un punto débil de la estrategia política de un gobernante está en abrir diversos frentes al mismo tiempo, y el presidente Correa ha contravenido esta regla. No hay que subestimar al opositor, porque también tiene talento y sus propias estratagemas y estrategias. La mayor desventaja en la incertidumbre radica en que las huestes que parecen acompañar al poder no son fiables, están presente pero su posición es débil e inestable. Toda estrategia se desgasta.Al entregar el petróleo y las obras públicas a las Fuerzas Armadas, excluyendo la Aérea, se abrió un nuevo frente, se hace de lado al sector privado; en los cuales, por obvias razones, muchos recursos estatales dejarán de ingresar a la caja fiscal; a la vez, lo que deja de percibirse tiene que ser recuperado vía impuestos.¿Será esta actitud del Presidente lo que ha dado lugar a la protesta en la Marina, o es que hay algo de mayor calibre que la fuerza impulsora de la dicha actitud? Si es verdad que las Fuerzas Armadas no son deliberantes, no se puede cerrar la información y la comunicación de los hechos sobresalientes, que asimilan sus miembros. Cuando prescinden del uniforme de fatiga, son ciudadanos deliberantes.Señor Presidente: comprendo que a usted le resbalan las críticas de cualquier tono o matiz. Pero esto de tener una política de desarrollo con parámetros de incertidumbre y riesgo, resultará fatal. No somos ni queremos ser Venezuela. Queremos ser Ecuador a pesar de su discrimen hacia Guayaquil.¿Acaso no se estarán dando las condiciones para una recesión?