jueves, mayo 29, 2008

¿Catarro o pulmonía financiera?

Parece que ya va dejando de ser noticia el affaire de la Mutualista Benalcázar de Quito. Algunos privilegiados lograrán salvar su dinero, pero otros, los más pequeños, es posible que queden tragados; y es posible también que pudieran aparecer otros casos. La historia en tiempo de crisis, recesión e inflación cuenta de la aparición de casos financieros fraudulentos. Por las noticias de prensa se logra intuir que la iliquidez de la Mutualista Benalcázar se ha debido más que al aspecto legal o jurídico al mal manejo de los recursos financieros limitados comprometidos en inversiones a largo plazo teniendo exigencias o pasivos a corto plazo. Porque el dinero de los depositantes es exigible a la vista, aunque sea ahorro dedicado al financiamiento de vivienda.Según la lista de inversiones en condominios que apareció en EL UNIVERSO, el grueso de los depósitos ha estado invertido en la construcción de tales edificios, quizás más allá del interés de sus propios depositantes cuyo tamaño de sus ingresos no constituían el mercado idóneo para asegurar el retorno del préstamo. En administración financiera es primordial que estén garantizados y sincronizados los flujos del préstamo, la inversión, los intereses y el retorno. Cuando así no resulta, el efecto es de falla en la estrategia o en la planificación financiera.Más aún, si en cada proyecto que se embarcaba la Mutualista Benalcázar no era auditada tanto en los cronogramas de trabajo como en el uso del dinero ajeno, podía llevarla a lo que finalmente resultó: la iliquidez y sus consecuencias. ¿Se habrá analizado alguna vez el apalancamiento (leverage) de la institución? ¿Cuándo fue la última vez que la Superintendencia revisó los índices? ¿Cómo se han manejado en el tiempo los flujos de efectivo? ¿Tendrá el tema algo de colusorio?Si es verdad, el problema básico, aparte de lo jurídico en que pueda resultar, es de estrategia y administración financiera y de no haber descubierto a tiempo en qué negocio estaban: si en el financiero o en el de la construcción. Si a tiempo hubiera definido la misión u objetivo de la Mutualista Benalcázar y el directorio la hubiera seguido sin tener que entrar en el de la construcción, por ejemplo, los resultados habrían sido otros. En temas financieros también hay que buscar los beneficiados con el crimen, y esta sí es la parte que le toca a las leyes.Todo lo que ahora venga será oración post mórtem. El daño está hecho y ganado el desprestigio institucional. Lo sucedido es un factor que se agrega a la incertidumbre que reina en el país en el área de negocios y financiera.Vale la pena recomendar la lectura entre líneas de la columna de Walter Spurrier en EL UNIVERSO, del 25 de mayo. En tiempos como los que vive el país fundamentalmente de ribetes políticos, con aversión a la inversión privada y afinidad por el estatismo, podría aparecer cualquier sorpresa. No hay que dejar de mirar con telescopio a Venezuela. A este propósito, cuando las barbas de tu vecino veas recortar, pon las tuyas a remojar.

jueves, mayo 22, 2008

¿Iliquidez o qué…?

Podría también tratarse de insolvencia, o de ambas a la vez. Generalmente así sucede. El caso de Mutualista Benalcázar, como todo caso fraudulento, demanda una revisión integral que abarque un lapso de tiempo de administración, control y resultados pasados, para conocer que si el cierre de la empresa se justificaba ahora mismo, o si las irregularidades venían illo tempore que es casi seguro que así sea. Ambas situaciones van apareciendo en tendencias, que si no se las controló se hicieron de gravedad absoluta.Una institución financiera maneja el dinero ajeno, tanto como guardián (seguridad) e inversor (rentabilidad). Administrar una institución de esta naturaleza demanda características de control diferentes a las de otras empresas en las que el factor tiempo de rendimiento se puede extender sin peligro inminente. En finanzas el tiempo y la recuperación del dinero son factores que demandan una vigilancia exigente, que se facilita por la tecnología informática.Después de Mahuad y compañía, se creyó que la Superintendencia de Bancos habría mejorado los controles a las instituciones financieras, que demandan la volatilidad del dinero ajeno; pero se ve que no ha habido tal. Los controles rutinarios, en su mayoría, ya son obsoletos y fueron buenos para época pasada. Además, si los mecanismos de control y la gente que los opera no están fuera de la influencia política, el sistema está destinado al fracaso.De otra parte, toda actividad de control tiene que ser independiente e imparcial. Tratándose de la Superintendencia de Bancos, la influencia de la política hace muy difícil cumplir con estos enunciados. El uso estratégico, sistemático y oportuno de la información financiera por parte de los actores, además del olfato que da la experiencia, forman un cuadro del que difícilmente escapa una gestión, salvo que se tratara del imprevisto asalto o de la destrucción de información.Hay mucho pan que rebanar en el caso de la Mutualista de marras. Pero casi con seguridad el asunto morirá cuando el banco pagador acalle a los depositantes. ¿Quiénes serán los beneficiarios del atraco y quiénes los responsables? Una vez más se crea duda sobre el sistema financiero ecuatoriano.Me atrevería a decir que si se examina el flujo de la información y la revisión de los papeles de trabajo que se hayan levantado, se encontrará que se habrá dejado de cumplir ciertos procedimientos mínimos. ¿Existió acaso una revisión de la calidad de la información que sustente el cierre de operaciones de la Mutualista? Las tendencias una vez que aparecen tienden a permanecer.El final indica que la empresa estuvo mal administrada, que el control por parte superior falló en mitad de la línea, por negligencia o por ignorancia.Una vez más está lesionado el sistema financiero y se desconfía del ahorro personal puesto en estas instituciones. La Superintendencia de Bancos también demuestra lo poco técnica, operativa y por sobre todo eficaz, que debe ser. El Estado con sus recursos pagará, si es que llega a hacerlo.(Gran parte de mi vida profesional la he pasado como auditor, mi formación es, por lo tanto, en el área de control, la disciplina y la lógica financiera, que van desde la selección de quién controla, la redundancia y los informes finales debidamente discutidos con la gerencia superior).

jueves, mayo 15, 2008

Señales claras

El panorama real del país está cada vez más incierto. Embadurnados de acción e indecisión política, la oscuridad acecha. Hay inercia para manejar la economía y como que nadie quisiera entrar a tocar oficialmente el tema. Parecería que la consigna fuera la de dividir para reinar.Sin embargo se está hablando de que se entronizará, para el desarrollo económico, la aplicación de una “economía solidaria”, aunque no se ha mencionado el fundamento o el plan de lo que significa. Hay que suponer que tal teoría es parte del experimento socialismo siglo XXI; pues ni en Marx, ni Smith, ni en Ricardo se encuentra alusión a este sistema.Hasta parece irónico que en un país que se lo está desmembrando en búsqueda del cambio hacia una nueva sociedad, se mencione la solidaridad como fundamento para la aplicación de una teoría tan etérea.Por su parte el doctor Fausto Ortiz, ministro de Finanzas, hace declaraciones que tienen mucho meollo, sobre el futuro de la economía y que, debe suponerse, tienen como fondo la “solidaridad”. Pero lo cierto es que es impreciso al hablar de inflación, de falla de la producción y otras lindezas que permiten llegar a concluir que la economía está en las goteras de una recesión. La inflación sube y la producción baja.De otra parte, el Ministro reconoce la falta de entusiasmo y motivación por el desarrollo del campo agrícola en general con sus variadas consecuencias económicas, sociales y demográficas. El mundo está comenzando a sentir en gran escala lo que es haber dejado de lado lo que produce la naturaleza sustituida cada vez más por la tecnología.En la realidad mi país, nuestro país, tiene el privilegio de estar situado en una zona ecuatorial con todos los climas benignos que permiten sembrar y cosechar tantos productos diversos que podrían alimentar a la población entera, si no fuese porque los gobiernos que han sucedido hayan puesto por delante su interés político y dejado que grupos de interés se hayan preocupado de aprovechar la riqueza que se creaba.Las tendencias de hoy no son tan diferentes a las del pasado; pero es fundamental reconocer que mientras se concentren los políticos en mantener el estatus con solo el cambio de guardia cambiándole el uniforme, los otros poderes que hoy están apareciendo en el mundo se reforzarán. Nadie negaría el poder que cada vez lo van copando el terrorismo, el narcotráfico, la corrupción, el tráfico de personas, etcétera.El éxodo del campo a la ciudad contribuye a aumentar la necesidad alimentaria. En el campo falta todo: seguridad, educación, energía eléctrica, agua potable, caminos, auxilios médicos, y comunicaciones entre otros. En la práctica y en términos generales el campesino se ha convertido en consumidor masivo, en vez de ser productor neto.Se necesitan señales claras que indiquen el nuevo papel de la producción agrícola y pecuaria. No se observa en el panorama un interés arraigado para promover dichas actividades y fomentar las corrientes demográficas hacia el campo, principalmente ahora que está aumentando el desempleo y la inflación.Se necesitan señales claras para saber que se estimula la producción del campo, cuando miles de hectáreas en el territorio nacional están improductivas. Confiar en que el petróleo con su juego internacional de precios nos salvará, es ilusión; cualquier día aparecerá el sustituto que comience a hacer el contrapeso.

jueves, mayo 01, 2008

Desmoralización

Política y economía son dos factores cuya gestión inteligente debe ser manejada con sutileza y equilibrio por parte de la administración para conseguir sus objetivos de gobernar bien una institución. La filosofía política que practican algunos de los gobiernos de instituciones –casi siempre no bien aplicada– lleva en sus entrañas el germen para su autodestrucción. Es por eso, por las enormes expectativas que crean con sus promesas, más allá de lo posible, al poco tiempo llega la frustración de las masas que convierten en oposición política la falta de cumplimiento.Los recursos de todo tipo con que un administrador cuenta, son limitados. El conocimiento, el capital como tal, y hasta la gente tienen sus fronteras más allá de las cuales hay un punto de saturación. Por este motivo quien aspire a mandatario debe mantener una perspectiva realista para saber lo que puede hacer y lo que no puede o no debe prometer o hacer. De otro canto, si no se toma en cuenta la limitación inexorable del tiempo, igual será la desilusión.Un nuevo administrador encabeza, siempre, una revolución positiva (que luego por su falta de tacto político se puede invertir). La opinión pública es muy sensible e influenciable. Por lo cual se necesita un equilibrio entre los dos factores antes mencionados, ni mucha política ni mucha economía.El exceso de medidas políticas conlleva a la población a percibir un desgobierno que juega a la gallina ciega, que es una revolución a favor de nadie; mientras que la falta o exceso de medidas económicas reflejaría desconocimiento de los factores de creación de riqueza. La gran pregunta es: ¿qué se destruye y qué se crea, en cada caso?La clave de la eficiencia empresarial es el recurso humano. Cada día el administrador se vuelve más exigente y consciente de esta realidad ante el más aparentemente lejano detalle cuando compra una máquina, analiza sus cualidades y calidad, y sabe que no puede fracasar en su uso y ventajas, porque pierde lo invertido.¿Qué se hace con el recurso humano? Muchas empresas toman deportivamente la contratación de personal, y no profundizan en sus características para determinar cuál podría ser la contribución a los fines y objetivos de la empresa, que en ocasiones ni siquiera se toman el trabajo de hacérselos conocer. (Por cierto que también hay empresas que funcionan sin objetivos. Pronto llegan a ser obsoletas).Así como se determina el sitio, la energía necesaria, la producción que se debe obtener de la máquina, los mismos fines con características humanas, deben servir para manejar al empleado, a lo que habría que añadir un proceso metódico de motivación y orgullo hacia su función. Recuerden la anécdota de los tres albañiles: el primero dijo que colocaba ladrillos, el segundo que construía una pared, y el tercero, motivado, dijo: estoy construyendo una catedral…El empleado u obrero tiene derecho a ser mandado por alguien “superior” a él. Han pasado los tiempos de la cara aterradora del mayordomo o el sobrestante, y del castigo. El empleado o el obrero tienen un tipo de instrucción superior y diferente a los de hace cuatro o cinco décadas. Por lo tanto, las características de deber y responsabilidades que implante la administración de hoy no son las mismas a las de años atrás.Si la gerencia superior descuida el campo, tendrá desmoralización y sus consecuencias.