jueves, octubre 30, 2008

Jugando a que no se secará........

Un nuevo mandato del presidente Correa ha creado subsidios y estímulos para la agricultura; se entiende que es en general, para todo el país, sin privilegios para determinadas zonas, o acorde con las preferencias electorales, ahora que toda estrategia política-económica trató de privilegiar la votación por el Sí.

Esta coyuntura tiene que aprovecharla la agricultura en general, pues bien sea por el interés político circunstancial o porque en realidad está dentro de la filosofía de Gobierno, el país debería salir ganando al aprovechar los subsidios y subvenciones que el nuevo estatuto permite.

Pero lo que de pronto ocurrirá es que de prolongarse indefinidamente las prerrogativas, podrían convertirse en monopolio, factor de especulación y de privilegios, si es que no se establece el debido seguimiento.

Es incuestionable que la economía ecuatoriana demanda la dictación de leyes que estimulen su desarrollo, y la agricultura es el rubro principal que demanda un apalancamiento de leyes sabias a tal objetivo, que además de ser un objetivo económico, es también meta de gran alcance y largo plazo para la vida, subsistencia y trabajo del pueblo ecuatoriano.

De otro canto, si nuestros mandatarios no parecen ser lo suficientemente intuitivos y perceptivos, para darse cuenta del gran negocio que resultará para el país dedicar las tierras incultas a la agricultura, y aprovechar así los adelantos de la biotecnología y los alimentos transgénicos. Dice Toffler: “Ahora ya sabemos que la modificación genética y otros métodos biotécnicos pueden aumentar el contenido nutritivo de una cosecha. Pueden reducir la necesidad de fertilizantes, sistemas de irrigación y pesticidas. Pueden ayudar a que las plantas crezcan en tierras áridas y en climas fríos. Pueden aumentar radicalmente la producción por hectárea. Y pueden rebajar los costos de la producción agrícola.”

El mundo tiene hambre (mala consejera), la Ley de Maltus está presente, y los incrementos demográficos engrosados con los ídem causan el desfase global que está produciendo la escasez alimentaria. Pensemos, además en la anunciada precariedad del agua, solo nos quedaría el mar como recurso y reserva para la vida.

No se trata de ser truculento, sino de visualizar en el largo plazo las nuevas circunstancias que podrían sobrevenir si continúa el aprovechamiento de los recursos finitos actuales, a los cuales tenemos acceso con la tecnología presente.

El petróleo es el factor que maneja la economía global. Su precio internacional es vulnerable ante cualquier evento, siniestro o catástrofe de ciertas dimensiones que puedan afectar al negocio de los subsistemas que se generan alrededor de dicho producto. Además, dado el gigantismo de inversión y riesgo económico y político, el negocio está manejado por ejecutivos de gran categoría y empresas con gran acceso al vaivén de la vida política de los países involucrados.

No sabemos cuánto tiempo durará la bonanza del petróleo, luego de cuatro décadas que ya dura su explotación; pero lo que sí sabemos es que el día que se sequen los yacimientos el país (los países) tendrá que volver a la agricultura y a la ganadería de exportación.

jueves, octubre 09, 2008

La turbulencia continúa

No se trata de ser negativo al observar el panorama del ambiente político de este tiempo previo a las elecciones del próximo febrero, sino más bien de evaluar el realismo del tiempo que nos está tocando vivir. Las tendencias y la percepción analizadas sin dogmatismo llevan a concluir que las ideas de indecisión y los días de incertidumbre continuarán hasta que se despejen algunas incógnitas. El panorama está complicado como para aventurar algún pronóstico; pero por la forma tan elemental y rutinaria en que se está llevando la acción resulta que es lo mismo de siempre; y llena de promesas repetitivas y redundantes. Hasta ahora no se habla de los grandes problemas del país que requieren fuertes y sabias inversiones de capital, como son: el petróleo, agua, energía eléctrica, medio ambiente, etcétera. Nada nos dicen del “cómo” para estimular la inversión privada en áreas fundamentales para aumentar el empleo y el ingreso personal y lograr, así, detener el éxodo demográfico, principalmente de profesionales valiosos para el desarrollo. Todos estos y otros más, son temas medulares, que parece que a las necesidades le hacen una manoletina. De otro canto, el hipotético número de aspirantes a candidatos presidenciales hace que se convierta en un proceso débil que daría lugar a sorpresas: retiro de candidaturas, asociaciones entre candidatos y otros tipos de acuerdos, que podrían perjudicar el desarrollo socioeconómico del Ecuador, acerca del cual no se ha hecho una mención seria de parte de ellos. No se ha visto ni publicado algún comentario al respecto. (¿Es que acaso el Ecuador tiene que ser únicamente sujeto de política sin desarrollo económico?). Es deber recordar que al país le falta una política para el desarrollo planificado y sistemático, que lo vuelva a su verdadera vocación agrícola. Hoy más que antes el Gobierno está enceguecido por el dinero que viene del petróleo, y se mira casi con desprecio los miles de hectáreas de tierra que están sin cultivar por falta de políticas gubernamentales adecuadas, que además inciden en el éxodo del habitante rural hacia la ciudad, creando en ambos lados (el rural y el urbano) los consiguientes e innumerables problemas. Volver al desarrollo de la economía agrícola no es retroceder, y más vale significa anticiparse a la solución de sustanciales problemas. Tecnología e información hacen de la vida rural de hoy una actividad diferente de la que fue hace más allá de cinco décadas. No es herejía ni disparate. Finalmente la intervención femenina, que ya viene siendo norma en la administración pública, atraerá un nuevo contingente al electorado. Sin que sea pecado político, el pensamiento y el razonamiento femenino incidirán en el peso que tengan los actos políticos y la legislación futura. La inversión privada está intranquila frente a la adinamia gubernamental. La única señal de vida, el único mensaje que la ciudadanía recibe es cuando ocurre el frecuente cambio de nuevos ministros. Quisiéramos que los candidatos nos hablen de la dolarización, sus resultados y su futuro; del nuevo papel del Banco Central; del futuro del comercio exterior; del TLC y de la nueva moneda.