jueves, abril 09, 2009

Globos de ensayo

Es ingenuo, por no decir infantil, que solo el rumor de la presencia de un barco cargado de moneda fraccionaria es suficiente para cambiar el sistema monetario del país; sistema es la energía vital que mantiene vigente la circulación de la vida económica y el desarrollo.

Ahora, después de décadas que se decretó cambiar de sucres a dólares, la economía aún trata de adaptarse y ser productiva porque en cambio la ha vuelto inflacionaria, con todos los efectos económicos y sociales de un proceso perverso en que está en peligro el hombre mismo. No es exageración pero el sistema actual comienza a ahogarse, y cuando en un país la gente se siente asfixiada porque no tiene el ingreso mínimo para subsistir, lo consigue a costa de sangre.

No creo que el país haya mejorado social o económicamente. Cuando un país no mejora sus condiciones de vida entra rápidamente en el proceso de la corrupción, que es el irrespeto a los principios morales.

Lo que estamos viviendo no es un proceso revolucionario serio en que ha faltado principalmente la gente adecuada, preparada en principios de administración política y económica, sin modelo alguno que sirva de patrón. Decir que existe un gobierno para el siglo XXI es una ironía cuando lo que se palpa es una destrucción de lo que existe, con la monserga de que todo está podrido, lo cual es una verdad a medias.

La administración personalista (yo soy yo…) es teóricamente inadmisible cuando existe política y sentimentalmente el concepto de libertad, que los pueblos con infinito derecho y lucha los han conseguido.

El título de este comentario surge en razón de que yo no creo que el presidente Correa tenga entre sus planes a corto plazo desdolarizar la economía y volver al sucre o a cualesquiera otra moneda que se le ocurra crear. La falta de cultura monetaria que tiene que ver con la pobreza y la riqueza –que es un campo de alta especialización, experiencia y academia que afecta a toda la trama social–. Desdolarizar la economía ecuatoriana después de un proceso tan abrupto y entrar a un proceso de desinversión, de cambio en el proyecto, equivale casi a declarar la ignorancia para manejar el sistema.

No hay que pasar al olvido el hecho de que el país está en déficit en su proceso económico, que no se puede pasar por alto la inflación y las tasas de interés, más otros factores que crecen como hongos en un cambio de moneda. ¿Y el problema internacional? Muchos resistirán. ¿Y la economía familiar?

Me permito recordar al Gobierno de Correa que se está jugando con una verdadera llamarada de la economía: se cobra y se cobra impuestos que se traducen en precios más altos, y la moneda no alcanza.

El rumor no es de naturaleza espontánea. El Gobierno comienza a estar acogotado económicamente; los recursos normales más la baja del precio del petróleo no alcanzan para cubrir las promesas, las realidades y lo superfluo.

No nos engañemos; si no hay inversión no hay producción dirigida, no hay riqueza.

¡Cuidemos la paz!