jueves, abril 19, 2007

Desdolarización

Dice el adagio popular que cuando el río suena, piedras trae.Noticias aparentemente aisladas, pero frecuentes, están advirtiendo que están en estudio las medidas para regresar la economía ecuatoriana a la moneda legal, que es el sucre. En el año 2000, un presidente y su séquito decidieron “dolarizar” la economía. Arbitrariamente, fuera de todo principio, se ordenó que la conversión se haga a veinticinco mil sucres por dólar. Ocurrió entonces el doble fenómeno cambiario: se producía una macrodevaluación y la dolarización al mismo tiempo.Con la sabiduría de la medida, las masas se volvieron más pobres y algunos grupos más ricos. Vale la pregunta: ¿se ha hecho un estudio de lo que fue y es ahora la economía, para conocer sus ventajas o desventajas?No terminamos de conocer o sentir los efectos de la medida en la vida económica y el desarrollo ecuatoriano, que ya se está pensando en una nueva aventura: la creación de un banco que sirva para manejar los recursos financieros de los países de América Latina que comulguen con el socialismo del siglo XXI.El mundo geopolítico está sufriendo un cambio drástico, que aparece con fuerza luego de que terminó la Guerra Fría. El Ecuador no es una excepción, y así tenemos que mirarlo; es decir, que hacerlo de otra manera es hacerlo fuera de contexto. En el mundo ahora hay globalización, regionalización, nacionalismos, etcétera. Se forman nuevas zonas de influencia en distintos países y muchos organismos dejarán de ser mundiales.Con el Banco del Sur, la economía y las finanzas ecuatorianas sufrirán una transformación; por eso ya se habla de una moneda común (como el euro); situaciones que antes parecían irrealizables, que influyen en la hegemonía de Estados Unidos, y se independizan los países de las instituciones internacionales.Si se llegase a desdolarizar la economía ecuatoriana habrá mucha tela para cortar, y quizá por eso, y en razón de eso, se habla de la desaparición del Banco Central. La emisión monetaria de una moneda común, el control monetario y cambiario será manejado por los dueños del sistema. Complejo y comprometedor.La inversión privada tiene que planificar, desde ahora, qué le ocurriría en el todavía hipotético caso de tener que desdolarizar sus cuentas, que de ninguna manera reversará la conversión que se hizo a veinticinco mil sucres por dólar.¿Qué pasaría en el balance de su empresa, en la inflación, en la Reserva Monetaria, en el PIB, en el circulante, en los precios en general? ¿Será un renacimiento o habrá quiebras? ¿Y el salario y la Caja del Seguro? …Y tantos otros factores más.La idea, como idea general, del Banco del Sur, cambiaría totalmente la estructura bancaria actual. Todo dinero del Gobierno y sus áreas de influencia iría a ese banco. ¿Habrá suficiente capital para afrontar las necesidades fiscales de los accionistas? ¿También será refugio para las autoridades nacionales que fracasan en sus respectivos países, que luego forman la obesa burocracia internacional?¿Y los intereses? También habría que pagarlos desde que se aprueba el préstamo aunque no se lo utilice?P.S. Este comentario fue escrito antes de que el presidente Correa declare que no dolarizará durante los próximos cuatro años.

jueves, abril 12, 2007

Apéndices

Una administración eficiente demanda la existencia de instituciones eficientes de gobierno que cumplan, en beneficio de la sociedad, con los objetivos para las que son creadas.Es tendencia mundial crear organizaciones que actúen en labores adicionales y específicas en las cuales, temporal o definitivamente, el Gobierno desea tener un organismo especializado y, en ocasiones, autónomo, para que atienda una función concreta. Hay que considerar la necesidad de dos factores importantes: la temporalidad y los recursos físicos, humanos y económicos. Cumplida la misión, o terminado el problema que obligó a su creación, el ente desaparece –ni se lo duerme ni se lo congela–. Su misión fenece.Pero ocurre que las instituciones, cuando son gubernamentales, en ocasiones se convierten en reducto o en nichos políticos, y sirven para aumentar la burocracia, complicando las cosas, para justificar su existencia.Por tal motivo, cada nuevo gobierno que llega necesita y debe revisar un inventario actualizado de estas empresas, apéndices o agregados.¿Cuántos de estos apéndices existen en el gobierno ecuatoriano? ¿Cuánto pesan en el presupuesto nacional? Nadie lo sabe.Pero como toda o casi todas son instituciones de servicio –intangibles–, su costo se confunde entre el paquete de lo necesario, lo superfluo y el ego del mando.De otro canto, el propio gobierno tiene que hacerse de la vista gorda –lo que significa que no desconoce la situación–, pero que necesita tener a la mano este fenómeno deformante de una eficiente administración, para cumplir compromisos electorales. (Los médicos reconocen que si se extirpa un apéndice nada pasa; un apéndice no es un órgano con funciones precisas y esenciales para la vida).Como el presidente Rafael Correa está empeñado en hacer una administración diferente, debe eliminar la hojarasca que hay en el camino. Pero tiene que buscar la fórmula adecuada, no traumática, que le permita hacer una administración sin baches.Administrar un país va más allá de lo que es una empresa, porque hay que gobernar. Hay factores adicionales: leyes específicas, influencias y presiones diferentes, intereses creados antes, durante y después, etcétera, que, por muchos títulos y diplomas que tenga quien vaya a manejar un organismo de estos, no aprende de las circunstancias características en la universidad, sino en la experiencia activa que se tiene en el transcurso de la vida.Por la parte política, el propio Presidente no se sentirá inclinado a desprenderse de estos apéndices, que le sirven para sostenerse por diferentes medios, pero valdría el esfuerzo de designar una organización dentro de las existentes, que estudie la necesidad, la existencia, la redundancia que provocan, y la línea sinuosa que significan para las rápidas y grandes decisiones.Si los recursos que se liberen en la acción se los utiliza en educación (nuevas formas) y salud (que el sector privado está cubriéndolo en algunos casos), que son áreas desprotegidas, se habrá contribuido al desarrollo del país y a la motivación de la población que no quiere más de lo mismo.El país está saturado de política, de la buena y de la mala. El tiempo productivo está en manejar un buen plan económico de si pagamos, no pagamos y finalmente pagamos.

jueves, abril 05, 2007

El futuro de hoy

No es cuestionable. El escenario político que vive el país permite especular y casi pronosticar los días difíciles que vendrán para la política y la economía del país. No se trata de ser pitoniso, sino de analizar los hechos, lo que ha sucedido y lo que está sucediendo, para prever lo que vendrá. Hay que tratar de comprender el hoy para determinar lo que podría sobrevenir mañana. Y como expresó un analista político: “La crisis recién comienza.”Ya se observan los primeros síntomas del llamado “Socialismo del Siglo XXI”. Ataque al sector bancario, a ciertos sectores detentadores de riqueza, a grupos políticos y económicos, y otros tantos sectores en los que el presidente Correa siente, percibe o deduce que pueden haber francotiradores contra su gobierno.Las consecuencias de esta actitud persecutoria todavía no se sienten significativamente en la vida económica del país, porque aún se está bajo los efectos de la inyección de dinero que significa la época de fin de año, pero van a sentirse en adelante, a medida que se vayan secando los efectos múltiples de la no acción estratégica.El privilegio natural de ser un país de grandes áreas para generar riqueza, sufre de la paradoja de ser pobre por el mal reparto del ingreso y sus consecuencias. Tal situación origina el revoltijo en que se encuentra nuestra sociedad actual.La sociedad ecuatoriana está deformada, es casi un monstruo. Si nuestros antepasados que cuidaron tanto los principios y valores se levantaran, preferirían volver a sus tumbas al saber que hasta sus apellidos son denostados.Las neuronas de un gobernante deben desgastarse buscando el bien para sus conciudadanos, no preconizando antagonismo ni confrontación. Una actitud de esta naturaleza termina poniendo a unos contra otros. ¿Es tal vez lo que se busca? Y al final, los pueblos entran en una guerra civil. Truculento, ¿verdad?Una casa se construye para el futuro. Un gobierno es sabiduría administrativa para el futuro. El gobierno que quiera administrar el pasado gana méritos para su sepultura. Al pasado hay que aprovecharlo arrancándole lo que tuvo de bueno. Sería como aplicar, al arte de gobernar, la ley del menor esfuerzo.Para mala suerte, aunque se diga lo contrario, el país está regionalizado. Hay una región más privilegiada que otras, situación que se remarcó más desde que comenzó la época del petróleo.El gobierno actual debe buscar equidad, seguridad y crear oportunidades de trabajo. Todos los ecuatorianos tenemos, además, la obligación de poner nuestras ideas al servicio del Gobierno, pero cuando este las busque en paz y en concordancia con buenas intenciones. No queremos lucha de clases: ni forajidos, ni coloraditos, ni exclusivos de Samborondón. La población ecuatoriana necesita paz y trabajo. Aunque mencionar estas necesidades resulta redundante y cansón, es realidad que los pueblos se levantan cuando no tienen qué hacer.¡Manos a la obra! Volvieron las promesas en su intervención del domingo uno de abril del 2007. Ahora por lo menos, el Ecuador tiene un documento sobre el que podrá juzgar, analizar y reclamar, porque si las cifras llegan a lo que se ha pronosticado, se podrá entonces decir que el país podría haber encontrado el rumbo.