jueves, noviembre 19, 2009
El efecto apagón
jueves, noviembre 05, 2009
¿Es que estamos cambiando?
Mucho se ha hablado y escrito acerca del cambio en el país, pero hasta ahora los cambios que vemos, observamos y sentimos indican que, salvo en el sector burocrático y fundamentalmente en el área ministerial, no se observa más que cambios o incremento de personal que aumenta el presupuesto nacional.
Según se aprecia, hasta ahora ha habido tantos cambios y creaciones de empleos que la administración del país estará chueca, muchos de los designados serán meros aprendices por un tiempo que la gestión que cumplen no podrán ejercerla a cabalidad, consecuencia: un resultado lleno de errores por la inexperiencia. Y las faltas no serán solo de forma sino de sustancia; lo cual en el área pública resulta muy grave, porque podrán estar infringiendo la ley. Y es que muchos cargos que son entregados a personas del partido, son promesas electorales, sin consideración a su capacitación o su experiencia. En adelante tenemos que esperar que tal práctica continúe.
El cambio hay que producirlo en la gente, colegios, universidades, instituciones como la ONG, etcétera, deben ser incorporadas a un gran movimiento nacional pro cambio en los principios de una nueva doctrina acorde con los tiempos y las circunstancias. Pero mientras se mantenga la educación en los esquemas obsoletos actuales, no habrá cambio. Pues resulta que en un sistema –si así se lo puede llamar– el del actual existente y de largo plazo, es una educación de proselitismo a la que se intenta llevar al país; dando oportunidad a alumnos y profesores que dediquen tiempo al tumulto, cuyo resultado son días de vacaciones. Los estudiantes y profesores, –aquellos que no son de élite– concurren en condiciones precarias, pero precarias en muchos casos. Si no hay buena educación, no hay cambio ni innovación administrativa.
No se puede negar la realidad, nuestros estándares se los puede medir con los resultados. Colegios, universidades, y estudios informales, en ocasiones hasta de gran pobreza de contenido, se dictan en locales sin la estructura didáctica que requiere la materia.
En la época actual, cuando el conocimiento está sustituyendo a la mano de obra, la educación se torna más exigente porque vamos a manejar nuevos valores en esta nueva sociedad. Si antes el cambio ocurría casi insensiblemente, hoy, con toda la tecnología el sector industrial va requiriendo cada vez más de gente educada, pues los instrumentos que ahora se manejen son más automáticos y requieren de gran preparación intelectual.
Pronto podremos comentar acerca de las crisis del agua y de la energía. En el primer caso es el ambiente afectado por el gas carbónico, y en el segundo caso porque la energía alternativa en el mundo está todavía en pañales.
lunes, noviembre 02, 2009
Hoy, ¿y mañana qué...?
Los tiempos que estamos viviendo en Ecuador son bastantes tormentosos, casi se diría que se está en una fase tan crítica que parecería estar a punto de la disolución. Las noticias más frescas son de tal naturaleza que pareciera merengue en que se está viviendo; tiene las características de un remolino, que cada vez chupa más y más nuestra integridad de nación.
La corrupción, el peculado, el abuso con los fondos públicos, los grupos de presión que exigen su parte en el pastel gubernamental de hoy, los conflictos con los universitarios y con los indígenas, están llevando al Gobierno actual a afrontar una situación que cada vez más se torna prácticamente peligrosa y políticamente considerada.
¿Qué tenemos en contrapartida para anular o neutralizar toda estas irregularidades, que solo puedan provenir del Gobierno?
Según las noticias aterradoras dadas por la prensa, mientras el pueblo está sin trabajo o buscando el sustento por cualquier medio, mira asombrado el enriquecimiento de unos cuantos personajes que tuvieron la idea de conseguir “permiso” para instalar máquinas tragamonedas a lo largo y ancho del país, enriqueciendo subrepticiamente a sus organizadores que, por sistema inveterado, alguna gracia o ventaja habrán recibido los cercanos al poder. El juego, recordemos, fue uno de los grandes dominios de Al Capone.
Mientras se daba carta blanca a este negocio –ilegal pero socorrido– se iba reduciendo, por causa de factores políticos, las oportunidades de trabajo. Ya ni siquiera había motivo para emigrar, pues con la crisis generalizada se cerraron los mercados extranjeros y, por consecuencia, las remesas de inmigrantes comenzaron a escasear, afectando así a nuestra economía.
La verdad pura y simple es que no conocemos nuestro destino. Sin brújula ni sextante, estamos a la deriva. Pero lo más urgente es crear fuentes de trabajo, no hay otra manera. Cuando estas faltan, la gente se pone un puñal al cinto y comete atrocidades como las que se están viviendo ahora.
El Presidente dice que encontró una “huaca” que formará parte de los recursos asignados para el salvataje de la crisis de administración que adolece el país. Pero eso no es todo, para reactivar económicamente al país se necesita un empresariado fuerte y un catálogo de negocios que contribuyan con eficiencia a vitalizar la economía tan venida a menos.
Además, se necesita una infraestructura fuerte –agua y energía– con la capacidad necesaria y la autonomía suficiente que pueda repatriar sus utilidades, aunque sea parcialmente, y dejar reservas para el desarrollo y el futuro. La bonanza también puede traer desorden.