jueves, mayo 04, 2006

¡Viva México...!

El presidente Palacio finalizó la visita a México para saludar al presidente mexicano, el señor Fox. ¡Vaya un saludo costoso...! Pero así cuestan los saludos entre presidentes.Sorprendidos estábamos cuando el país supo que el Presidente y un séquito que lo acompañaba salían del país, para firmar acuerdos y convenios. Nos preguntábamos cuál sería el plan para conseguir algo que supuestamente beneficiaría al Ecuador.El tiempo ha pasado lo suficiente como para que el país conozca los resultados positivos, y nos demos cuenta si el viaje de marras haya servido o vaya a servir para algo, al país.En primer término las noticias acerca del motivo del viaje eran difusas, como queriendo transmitir tibia idea de visita social, ni siquiera fuertemente protocolaria. Y, en segundo lugar, no se conoce de acciones concretas para beneficio del país, para el presente y para el futuro. (Sería parecer muy puntilloso si se pidiera que se publique el costo del viaje: pasajes, hoteles, tiempo de funcionarios, entertainment, etcétera).Bendita la hora si la información del costo y recursos utilizados pudiera resultar productiva; de beneficio directo o de plazo prudencial, con nada de especulación o de dulzona retórica oficial. El país, el contribuyente, demanda, necesita conocer el uso que se da a los impuestos, y a la deuda que paga para cubrir el sempiterno déficit.A un lado los honores que haya recibido el presidente Palacio; todo es protocolo que solo tiene valor en las visitas oficiales; pero ni chus ni mus se ha dicho al país acerca de los resultados prácticos que se programaron conseguir cuando se organizó la visita. Quizás el doctor traiga algún honoris causa o haya aprovechado profesionalmente el prestigio que México tiene en patología y tratamientos cardiacos. Pero eso no es el país... Así es que todavía es tiempo para pedir cuentas. ¿Qué provecho podrá esperar o tendrá la economía ecuatoriana? ¿Qué programa o acciones se han preparado y se espera promover (¡ya!, porque el país no puede esperar) para obtener las ventajas de los tratados y acuerdos firmados, que viven en el archivo de lo que pudo ser y no será nunca, para que fuera necesaria la presencia del Presidente y su séquito?El dinero que se genera en el país debe servir para fines prioritarios. No es un imposible que el costo del viaje de un funcionario pueda servir para reparar el local de una escuela, para que los estudiantes no tengan que exponerse al sol, la tierra o la lluvia. Esta actitud que expone una queja tiene una razón suficiente para censurar lo que en muchas ocasiones sucede: que a los dos o tres días de posesionado un funcionario viaja al exterior en comisión de servicio –que significa ausencia con todo gasto pagado– para cumplir un cometido que aún no habría tenido oportunidad de conocerlo. ¿Percibe usted, lector, qué significa esta política?Hay ejemplos suficientes para probar que a embajadores, cónsules o agregados se los está postergando en su misión. No se puede negar, por otra parte, que el Presidente debe hacer presencia en lo que le dé gran trascendencia al país. Si este criterio es válido, pues, ¡que viva México...!

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