jueves, octubre 18, 2007

¿Evolución o revolución?

A todos nos sorprendió el porte caballeroso del Presidente frente al Alcalde de Guayaquil. Luego de las batallas verbales a que el primero quería llevar al segundo. Bien para el país, y para el futuro de la administración pública. Al beneficio ya se han sumado, con mucho papel y tinta, los analistas políticos de los medios.Sin embargo de este acontecimiento, siguen las tensiones políticas y la incertidumbre, con alto costo económico, por lo que se debe hacer y se deja de hacer en el campo de la economía para redistribuir el ingreso del país, a fin de propulsar el desarrollo. El presidente Rafael Correa durante su campaña para la presidencia presentó ofertas para solucionar una serie de problemas que indicaban que tiene conciencia de las cuestiones vitales que se necesita resolver, y que solo un gobierno dotado de liderazgo suficiente y de energía política podría enfilar la acción a la solución.Largo es el inventario de promesas que se hizo. Pero ocurre que atraído por el canto de sirenas, enfila por el derrotero de la pura política y olvida el corto plazo, que es donde está la respuesta a muchas de sus promesas. Desde luego, el país tiene demandas a corto y largo plazo. En administración pública no existe –por lo menos no debe existir– el mediano plazo, que casi siempre oculta incapacidad para cumplir.Es muy difícil para el Presidente planificar su tiempo. Las presiones y las tensiones, las demandas y lo inesperado tienden a trastornar su plan; pero necesariamente tiene que hacerlo. Siempre es bueno saber por anticipado lo que se tiene que hacer, y la misma oposición, y hasta los cronófagos, se verán obligados a cambiar sus planes.Las tensiones bajan de grado cuando se es capaz de delegar hasta el grado en que no peligre la autoridad. El contorno debe quedar bien definido para el delegado. Es síntoma de escaso liderazgo querer absorber todas las exigencias.Existen problemas cruciales en salud, educación y creación y distribución del ingreso. La economía está capturada, y sujeta al ingreso del dólar del petróleo o de la emisión de bonos para financiar el presupuesto nacional. Mientras tanto, no hay medidas que impulsen la inversión en los negocios, y más vale se crean tensiones e incertidumbre en el sector financiero jugando a las tasas de interés. Medida, esta última, típicamente intervencionista, propia de economías cerradas.El Presidente está obsesionado con la idea de destruir los grupos de presión tradicionales (¿?); lo cual no podrá conseguirlo nunca, porque estos brotan por generación espontánea, alrededor de todo gobierno, aquí, en Estados Unidos, Japón, China, Chile, etcétera. ¿Acaso no estarán formados o en proceso de formación en el actual mandato?Nada se está haciendo para crear riqueza, es lo preocupante. Ya se destruyeron de la competición política tirios y troyanos. No hay líderes de oposición y no se divisa a nadie que estuviese en hibernación. Porque ante un naufragio se agarra la primera viga que aparece. Esto sucedió en las elecciones recientes: el cambio que se está operando no es por revolución, sino por evolución.

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