jueves, marzo 13, 2008

Trilogía

Después de todo, no se nos ha dicho a los ecuatorianos a santo de qué había un campamento guerrillero colombiano en territorio ecuatoriano, justo en sus fronteras con Colombia, que es la casa matriz de las FARC. (Se podría especular acerca de cómo funciona un campamento, sus objetivos, su avituallamiento; todo ello en relación a sus metas en el tiempo).Como “en la duda está el saber”, dice una antigua canción, nos permitimos considerar que un campamento terrorista en territorio ecuatoriano no tenía por finalidad introducirnos más en la fe de Jesucristo, sino más bien incrementar y potenciar en el Ecuador las actividades de la guerrilla, que es una unidad revolucionaria colombiana. Pero este es un tema diferente al tema político ecuatoriano, particularmente cuando hay múltiples preguntas sin respuestas.Por efecto del contexto actual, el presidente ecuatoriano Rafael Correa está encerrado dentro de un triángulo explosivo: 1) la Constituyente, sometida a las políticas presidenciales para intervenir en todos los poderes; 2) Venezuela, que intenta sacar todo el provecho posible para su causa y probar su apoyo, de apariencia incondicional, a su protegido ecuatoriano; y 3) se completa la figura con todo el cisma en nuestro país, de las inundaciones que demandan ingentes recursos económicos, sabiduría y honradez para manejarlos, cuando solo hay escaramuzas. El desarrollo económico, como tal, está paralizado, está en expectativa de lo por venir.Nadie podrá negar la vitalidad y la capacidad de ubicuidad del Presidente; pero también es cierto que como él no es personaje extraordinario, por inteligente que sea, su criterio y decisiones llevan dosis de sus colaboradores, muchos de ellos sin la necesaria experiencia en administración política.La realidad política en la administración del país es que hay un embrollo político cuya solución afirmativa, para hoy y para el futuro, no se la puede intuir. Lo que sí sabemos es que la guerrilla dejó de convertirse en susto o en noticia de periódico, para ser realidad, y que la célula que apareció en el país se la desbarató a un alto costo de vidas. Pero las células guerrilleras son como los ciempiés: muere un segmento pero los demás siguen vivos.La lección en el aspecto de la política internacional servirá para incluir un nuevo capítulo para el reciclaje de cancilleres y del servicio de inteligencia. La guerrilla es informal, viste traje de fatiga y, en vez de clubes repletos de normas protocolarias, se acostumbran a la selva y a la vía dura y de sorpresas.Por suerte terminó el episodio en aparentes buenos términos, pero surgió una nueva lección en la cultura diplomática: en un foro público se pueden extralimitar los términos del debate y llegar a la grosería y el insulto personal, para luego bajar del podio y extender la mano amistosa a su contrincante.Lo que el Ecuador demanda ahora es que el Presidente regrese a trabajar en la reconstrucción del daño por inundaciones. Que, con la entereza y energía con que trató el tema crítico en Santo Domingo, lo haga en la creación de leyes, estímulos y facilidades, para que las zonas y la gente afectada se incorporen como elementos activos en la producción.

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