jueves, diciembre 24, 2009

Realidades

El mundo en que estamos viviendo es diferente al de hace cincuenta años. Muchas instituciones inclusive universidades y empresas parecen no haberse dado cuenta de la situación que está germinando en todas las actividades. En unas más y en otras menos, las organizaciones lineales, tal vez sin darse cuenta, han tenido que cambiar organización, jerarquías, líneas de mando, desarrollo de productos y mercados, etcétera. La autoridad, por tanto, también ha cambiado, y hasta se podría decir, que se ha debilitado.

Hace poco tuve la oportunidad de comparar dos organigramas: el uno elemental, completamente; y el otro que había ido cambiando conforme al capricho del propietario. En el primero se sometían a un criterio único, en el otro habían conceptos irregulares, dispares, posiciones conflictivas o redundantes, y una serie de fallas interminables de mencionar, que en el argot profesional se denominarían “desorganización”.

Esta observación, que a la vez me significó una real experiencia, me llevó a comprender cuánta diferencia hay entre la realidad circundante y la flexibilidad que debe mantener la organización de la empresa; principalmente si se trata de una empresa personal en que la responsabilidad puede diluirse por efecto del nepotismo o el exceso de confianza.

Frente a la configuración mundial y la velocidad de los cambios que están ocurriendo, el criterio empresarial sigue igual que en otros tiempos. Muchísimas empresas no han innovado y siguen las prácticas de sus originales dueños.

En materia de ecología empresarial (cambios en el medio introducidos por el hombre) se podría criticar la poca innovación de la organización empresarial en el país. Y el poco entusiasmo que tal técnica de marketing despierta, quizás por el desconocimiento que aún se tiene de sus beneficios en la productividad.

No se podría negar que el Ecuador está pasando por el momento de ruptura en que se ha fraccionado a la población entre pelucones y no pelucones, significando con estos apelativos a los pobres y a los que se han enriquecidos por la política y han propiciado el nacimiento del desbarajuste que estamos sufriendo.

Hay que estar atento a los cambios geopolíticos e ideológicos que se están dando por efecto de la nueva administración que el país tiene en la actualidad, y en el mundo en general. Es incuestionable que las empresas aún no se sensibilizan acerca de los cambios, y de los que en el futuro pudieran ocurrir, de acuerdo con las tendencias que están prevaleciendo.

Hay inversiones en el sector privado que están en peligro de ser estatizadas y están cuestionadas por el gobierno del presidente Correa, quien parece haberle declarado guerra a muerte a este sector de los negocios, en razón de que tantos “negociados” han sido hechos durante los años de gobierno liberal; y que hoy están superados por los nuevos políticos, en muy corto tiempo. El nanosegundo está llegando.

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