jueves, abril 15, 2010

El buen vivir

El BCE (véase EL UNIVERSO, 5 de abril del 2010) nos da la noticia de que en diez años o sea desde que se dolarizó la economía del país, el PIB ha crecido apenas 0,36%, lo cual frente a los resultados de otros países cercanos de aquellos con los cuales realizamos nuestro comercio exterior, está en condiciones débiles para el negocio internacional. Esta falta es una de las tantas que se afectarían con el pobre crecimiento-antidesarrollo.

Pero la triste historia es que no habiendo crecimiento interno, el crecimiento externo no puede crecer, y no hay mayor espacio para negociar, puesto que el PIB sin crecimiento siempre está en el extremo débil de la cuerda. En diez años de dolarización, se suponía le darían al Ecuador la facilidad de un crecimiento sostenido. La economía del país, con el manejo inteligente de la revolución que es de todos y el petróleo para unos pocos, se aspiraba a que, poco a poco, sus benéficos resultados se extenderían. Entonces se hablaba de “el buen vivir” de los ecuatorianos, bajo el eslogan: Socialismo siglo XXI.

Está claro que se está cumpliendo con los enunciados a lo largo de la tesis; que poco a poco se van estatizando las actividades de todo orden. Pero el meollo del problema parece no estar en proclamar una revolución, y que lo que se necesita es una evolución sistemática, persistente y políticamente honrada a carta cabal. El gobierno no lo ha concebido y más vale estamos entrando a la economía de escasez. En este tipo de economías el Estado tiene dinero para derrochar mientras, las mayorías tienen que luchar para subsistir con inflación.

La escalada de precios viene sucediéndose desde hace ratos, lo cual lleva a que el consumidor último no se beneficie de la economía relativamente bien dirigida y un mercado bien controlado; con suficiente capital para dar trabajo a la mayoría que no lo tiene.

No hay que ignorar que la economía tiene tendencias bien marcadas hacia la globalización, y que sus ribetes los conocen los jóvenes economistas, principalmente los del gobierno; y que desde ahora todos los que tienen el poder en sus manos tienen la responsabilidad de pensar en términos globales.

Ecuador tiene un gobierno adolescente, pero sin que sintamos los beneficios de estar en control de casi todas las actividades y sobre todo de su economía, que es de lo que más falta en el país. Ahora mismo el Presidente viajó a Illinois en donde recibía un honor como estudiante destacado. Pero el Ecuador está estancado y, me atrevo a sugerir, que igual seguiremos mientras vayamos atados a la cola de Venezuela.

Se necesita a toda prisa que el Ecuador atraiga capital extranjero y recupere la confianza del capital. Repetido mil veces, se dice que no faltan las oportunidades de inversión en el país, pero si continuamos con las medidas hasta ahora tomadas que tienen en susto a la inversión privada, pronto tendremos una seria inflación.

Luego de tres años de tantas promesas no sabemos lo que es buen vivir.

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