jueves, mayo 06, 2010

No toquen al IESS

Ante la insuficiencia y la precariedad de poder cubrir el déficit fiscal que arroja el presupuesto nacional, y la imposibilidad de financiarlo con préstamos, el Gobierno está enamoradísimo de los recursos que podría proporcionar el Seguro Social.

El déficit presupuestario había que esperarlo, después de tanto derroche fiscal y de tanto viaje sin protocolo, más la influencia venezolana, a pesar del ingreso petrolero, tendría que resultar gris la labor presidencial, cuyos resultados no se atisban todavía en el horizonte y más bien hay un deterioro pronunciado que ya se siente. Son bastantes los factores que a esto contribuyen; pero era posible preverlos. El cambio que el nuevo gobierno introduciría (capitalismo versus socialismo) perseguía iguales fines por diferentes medios.

Ya lleva tres años el presidente Correa colocando las piezas en forma política que necesita para sus objetivos políticos, y hasta ahora no hay consolidación; está suficientemente claro lo que ocurre con la temporalidad de sus ministros.

Todos los factores en conjunto, más aquellos intangibles que: no se huelen, no se ven, o no se tocan, están dando su contribución al desorden, parecería que el enredijo debería ser de tal naturaleza para que arree el que viene atrás.

¿Llegará este día?

La OIT en su análisis del problema deficitario (EL UNIVERSO 26 de abril del 2010, página 9) ya habla sobre las futuras diferencias proyectadas para los próximos años y ante el envejecimiento rápido de la población, que va dejando de ser sujeto activo del ahorro.

El Seguro Social por parte del Gobierno está tomado solo como una vía del financiamiento del presupuesto nacional. Sería un problema de lesa patria que el Gobierno utilizara estos fondos ajenos para financiar los descalabros financieros producidos en la economía con afán político, el dinero que existe en el Seguro Social no es propiedad del Estado. Es un recurso que tienen sus propietarios, que son miles, que han encargado su custodia a dicha institución; parte de los cuales pueden ser utilizados en determinadas prestaciones que se revierten en su propia persona.

La sabiduría en el empleo para el empleo de dichos recursos está debidamente reglamentada por leyes especiales, y contravenir dichas disposiciones es derrumbar el sistema de seguridad social en el país.

Utilizar los fondos del Seguro manu militari resultaría catastrófico e inmoral, constituyendo una estafa al sistema social ecuatoriano.

Se espera, pues, que no se llegue a los cálculos de la OIT cuando el asunto no tendría remedio y hasta podría ser un factor de conspiración social.

Antes de echarle mano al dinero ajeno depositado por sus legítimos dueños en el Seguro Social, el Presidente debe consultar hasta la saciedad a su grupo estratégico de Gobierno.

Piénsese en el incremento de la demanda y la inflación.

Piénsese en el PIB.

Piénsese en la dirección que tomaría este torrente de dinero.

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