jueves, mayo 03, 2007

Incertidumbre y riesgo

Desde poco antes de la elección presidencial se presentía la existencia de una incógnita respecto al ganador de la contienda, y quienquiera que fuese el ganador, el país tendría que soportar una nube política que ensombrecería las hipótesis acerca del futuro. Y como las grandes decisiones en cualquier área, solo tienen efecto en el futuro.Con los resultados electorales se despejó una parte de la incógnita. El resultado real nos dio un presidente, y en la segunda parte gana la Consulta. Es decir, al momento el país conoce el terreno que está pisando. La idea del socialismo siglo XXI está en marcha, y ya han levantado la mano para hacerse presente algunos que quieren ser tomados en cuenta.La incertidumbre continúa, porque ahora ya sabemos que no hay política de línea recta. El presidente Rafael Correa está obrando de otra manera (su manera de hacer cambios, modificaciones y transformación tiene otro estilo), no obstante que todavía no hay medidas impactantes que reflejen que habrá políticas sistemáticas y continuadas, todas las cuales llevan el riesgo al corto plazo; es decir, la posibilidad de que por ser parte de su campaña el Presidente así actúe.Acciones y decisiones presidenciales tienen valor agregado; lo cual significa que más allá de lo literal, se crea la ola de comentarios que la oposición, cuando se recupere, los utilizará en su propio favor.Por ejemplo, la actitud hacia el representante del Banco Mundial no está clara para la ciudadanía. Sabe a venganza cuando se dice que es por la actitud que tuvo tal personaje cuando el Presidente fue ministro de Economía. Además, el Ecuador está esperando confiado que vengan capitales extranjeros a explotar sus recursos, principalmente de exportación, que es donde más necesitamos para incrementar la riqueza propia y no depender únicamente del petróleo. (¿Hasta cuándo habrá fósiles que sirvan para generar el producto negro?)La globalización trae nuevos desafíos y competencias. Si el país quiere estar entre los supervivientes, tienen sus autoridades que aprender la nueva flexibilidad del comercio entre naciones. Nuestro Ministerio de Relaciones habrá que transformarlo en entidad capaz de entenderse en términos comerciales con cualquier país del mundo, porque así será la globalización.La vigencia del tiempo es permanente. El flujo de capitales se está modificando. China, India y otros bloques de Asia y África están cambiando la estructura mundial, que se inicia con las guerras como tácticas de una nueva estrategia.La administración de empresas de negocios tiene, por lo tanto, que evolucionar hacia donde se dirige la corriente. El flujo de mercancías se orientará para vender a mercados nuevos; de no ser así habrá defunciones. Las rigideces imponen limitaciones, es mejor ser comercialmente flexible. La globalización lo impondrá.Los jerarcas de mi país tienen que entenderlo así. Y si el Presidente, que busca una revolución, no lo entiende así sino que quiere estar en traje de campaña (sentido figurado), no lo conseguirá.La incertidumbre continuará hasta que logre crear los parámetros de la nueva administración y se nos diga claramente si es época de administración, de revolución o de transformación.

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