jueves, mayo 31, 2007

Guirigay


El ovillo de hilos políticos que se ha formado con el descabezamiento de la oposición que aún queda, más el tema del “susto” al mercado de la deuda externa decidido en un cenáculo reunido en una habitación del hotel República de Quito, más las previstas consecuencias en que han danzado millones de dólares, está quemando las energías que el país demanda para reconstruirlo. Así de simple: ¡Reconstruirlo!Antes que nada, la ciudadanía demanda saber adónde se quiere llegar, porque las tendencias desde arriba permiten percibir que no hay otro rumbo que llegar a una Asamblea que, en buena metáfora, será echar leña al fuego.Para crear más misterio –parecería un guión para una novela de Le Carre– se dice que toda la intervención del personaje oficial cuestionado fue montada para una escena que permitiría descubrir y conocer a los verdaderos autores de la trama. La idea era que funcionara el desaguisado: pero... ¡mala suerte!, se desincronizó el ralentí. No se previó la presencia de un aguafiestas. De todas maneras no está claro si se llevó a cabo o no la negociación a la baja y alza de los bonos (no pago y luego pagó, fórmula eufemística en las bolsas de valores). En el caso de haberse realizado la transacción bursátil, ¿quién la apalancó y dónde está el resultado?El Ministro acusado rechaza la maniobra en su contra, pero lo negativo es que la duda está sembrada y habrá mucha munición para sostener el fuego. Mientras tanto, el Gobierno actual ha recibido un torpedo en pleno puente de mando, que ha obligado al presidente Rafael Correa casi a testificar la honradez de su Ministro, sin referirse, desde luego, a la bondad y transparencia de la operación de marras.Es probable que financieramente la operación esté bien hecha y que finalmente sea la economía ecuatoriana la beneficiada; lo que está más claro es el contexto creado para llevarla a cabo. En el contexto que la precedió es que está el galimatías.Mientras tanto, la inversión de largo plazo, que es la que crea riqueza y empleo, sigue observando la conducta del país, el sector privado solo importa o exporta lo de fácil o inmediata venta, o sea que lo que se mueve son los negocios a corto plazo y rápido retorno. El activo fijo se deteriora y envejece, genera gastos de mantenimiento. La sola y fija depreciación resultará insuficiente para el día en que sea necesario el reemplazo por deterioro o por obsolescencia.La incertidumbre se ha vuelto parte de la vida económica de las empresas, habida cuenta que muchas de ellas son rígidas, no son flexibles, y son vulnerables a una posible intervención del Gobierno, declarado socialista.El país espera que el Gobierno tome la medida apropiada a la condición económica, sociológica y cultural, como el traje que se confecciona a la medida más la basta a puntadas largas, para aprovechar espacios de crecimiento y desarrollo.No acumule problemas, presidente Correa, resuélvalos u olvídelos. Si quiere la alianza en el país, dele la tranquilidad y las garantías que necesita para crear la riqueza que la haga fuerte ante la fortaleza que buscan los países, y que para eso no necesitemos ser la oveja Dolly.

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