jueves, agosto 13, 2009

La nueva gestión

Los vientos que soplan no son lo favorable que se esperaría en la carrera hacia los resultados de las empresas de negocios, columna vertebral para el adelanto y bien del país; el eslogan de la campaña electoral así lo repetía. Sin embargo, se olfateaba que se trataba de destruir o eliminar a la vieja guardia que venía administrando el país. Los tintes socialistas ahora son inequívocos.

Es verdad de a folio que por muchos años se repitieron los mismos actores y los mismos procedimientos, ya envejecidos. Todo cambio que por entonces se hizo, tenía el óxido del tiempo, y al final resultó ser el producto de una componenda envuelta en papel de regalo muy bien etiquetado y con dedicatoria para los mismos de siempre.

Políticamente, el nuevo régimen quiso sanear el procedimiento, y esta fue la bandera de lucha de un grupo que ambicionaba, quizás con la fuerza quemante de un ideal de juventud, llegar al poder y realizar una asepsia completa que libre al país de los macroorganismos que le chupaban las posibilidades del resurgimiento, para transformar los factores negativos en columnas que sirvan para levantar la nueva nación.

Pero, ¡oh suerte la de mi patria! Se repiten las elecciones dizque para el saneamiento y expulsión de organismos carcomidos y en la senectud; y marca con el dedo de la opinión pública una ruptura de época, que va a costar mucho tiempo y recursos para rehacer el país. La idea de la globalización, mientras tanto, se va introduciendo en países, gobiernos y actividades.

Hasta ahora no se puede señalar que las leyes y las políticas gubernamentales estén cambiando radicalmente el esquema, pero lo que sí está ocurriendo es que se pueden generar suficientes recursos para mantener ocupada la atención de los ecuatorianos, mientras la inflación de precios –principalmente en el área de comestibles– y la falta de trabajo angustian a hombres y mujeres. Al respecto, el Gobierno acaba de cancelar de su empleo a algunos trabajadores de El Telégrafo, el diario oficial, sin aparente motivo. (Las estadísticas probablemente indican que la economía del diario está golpeada).

Me atrevo a pensar lo mal que puede sentirse un presidente cuando quiere hacer o tomar una medida de acuerdo a su criterio o sus principios de buena administración. En una organización como la de un país, demócrata, no dictatorial, no autárquico, no despótico, siempre habrá cosas que hacer. Lo inteligente en el mandatario es determinar qué es lo que se tiene que hacer. Estas decisiones muchas veces no serán del agrado del círculo de poder que rodea a un mandatario. Aquí en el Ecuador, se ha hablado de un “círculo rosa”.

El nuevo tipo de gestión siglo XXI más la tecnología de la información con sus avances, están cambiando la mentalidad de gente y países. Estamos desincronizados en el tiempo, y es necesario que de esa esencia sociológica, el presidente Correa considere de primera prioridad el empleo, el trabajo. En el mundo está sobrando dinero para capitalizar negocios, mientras en el país hay un alto desempleo, que significa perniciosas consecuencias sociales.

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