jueves, octubre 01, 2009

La turbulencia

La visión ecológica, es decir, la parte de un mercado que crean los empresarios, sigue muy complicada en razón de las políticas y leyes creadas por el Gobierno, y sobre todo por aquellas que se han dejado de crear para el desarrollo del país.

No se puede negar el valor creciente que tengan leyes y reglamentos que se hayan dictado hasta ahora, pero no admite cuestionamiento que muchas de las nuevas disposiciones y leyes son punitivas.

No sabemos cuánto tiempo durará esta política de cambios que no cambian; se está cavando más hondo, pero en el mismo sitio, lo que da por consecuencia una morosa utilización de los escasos y limitados recursos locales y extranjeros con que cuenta el país.

Por la profusión de disposiciones y el ajetreo de los políticos que no han caído en desgracia, se podría presumir que el Presidente tiene una agenda muy cargada, la cual estará llena de temas y compromisos locales, internacionales y, por qué no decirlo, también globales, para la época de globalización que el mundo comienza a desarrollar.

Ya hay cambios globales: en la medicina, en el comercio, en el transporte… que se pueden apreciar sin esfuerzo, y que tienden a proteger la salud, rapidez en la expo-importación, etcétera, factores que tienden a revolucionar los costos de operación de las empresas y negocios. Ahora es fácil comunicarse inmediatamente con cualquier punto del globo, que está solucionada la necesidad de viajar de prisa. Conozco de una empresa cuyo director ejecutivo no ha viajado por negocios una sola vez en lo que va del año, contrario a lo que antes sucedía.

Ya lo escribimos alguna vez: el escenario global de hoy es diferente y diferentes son sus actores. El Ecuador debe comenzar a jugar en las grandes ligas y tener una visión más amplia del comercio exterior, porque nuestro mercado interno es muy limitado para cualquiera de las grandes empresas globales; pero sí que podríamos actuar en las tercerías que ellas –las grandes empresas– están contratando para abaratar sus costos. Muchos productos extranjeros que importa el país constan de partes hechas en otros diferentes: China, India, Corea, etcétera. Es tiempo de visionarios y de armar una estrategia de comercio exterior que concuerde con la visión global (kosoryoku llaman los japoneses a esta capacidad de ver lo invisible y dar forma a lo amorfo. Omahe).

Ahora, más que nunca antes, cuando el entorno para el Gobierno es turbulento, no lineal, hay que apresurarse por motivos muy importantes: el uno que es la creación de puestos de trabajo; dos, porque la emigración de profesionales formados a nuestro costo estaría dejando sin técnicos al país; y tres: porque se estaría desaprovechando la tecnología que tales empresas podrían traer, y por último, el no menos importante, que seríamos así un factor de creación de riqueza.

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