jueves, octubre 08, 2009

Lanzas y escopetas

Ante lo que consideraban un fracaso de las negociaciones de la comunidad indígena de la Amazonía los individuos encargados del gobierno amazónico se sintieron defraudados por el presidente Correa; considerando el peso específico que particularmente tuvo el voto amazónico en las elecciones presidenciales. El indigenado hoy pasa la factura al Presidente.

Los habitantes de la Amazonía se sienten minimizados por el no cumplimiento de lo ofrecido. Con igual derecho al reclamo se siente el resto del país, mientras el presidente Correa tendrá en su cabeza una tempestad con el inventario de tantas promesas, que en el mandato que ya dura más de dos años no ha podido cumplir, y que su tiempo estará dedicado a gobernar para generar ideas para cumplir con la responsabilidad que le entregó confiado, el pueblo ecuatoriano. ¿Acaso no es también, un problema moral, y de ética?

La Presidencia tiene un límite, unas fronteras que le exigen respeto a lo que es el poder conferido: Mi Poder en la Constitución.

Quien ejerce un mandato debe tener presente que un día termina el poder para hacer las cosas, y comienza la rendición de cuentas. Entonces ¿será posible decirle a los mandantes lo que se pudo hacer y no se hizo?

Todos los habitantes ecuatorianos depositaron un voto, y como en todo evento unos son los ganadores y otros los perdedores; pero luego todos estamos en el mismo bote. En estrategia política se trata el camino a seguir mediante las leyes que se deben dictar para hacer convalecer la economía y ajustar la equidad de lo que no está en orden.

Para captar los votos del indigenado se les ofreció el oro y el moro. El voto de este llevaba la esperanza del cumplimiento de las ofertas que habrían de ser realidad una vez en el Poder; pero los cantos de sirena terminaron muy pronto. Los compromisos con otros círculos de presión habrían de consumir los recursos del petróleo, creándose otros círculos que el poder en sí atrae.

Los maestros y los amazónicos son suficientes para causar una situación traumática al presidente Correa; para despojarse de ella el futuro que ya llegó obligará a hacer grandes cambios en el actual paradigma. Mientras tanto el Presidente tiene la obligación de depurar su administración.

Los indígenas están preparados para la lucha. No pueden ser subestimados. Escuché en la televisión: “estamos armados, tenemos lanzas y escopetas”; es decir están en pie de guerra. Ojalá que cuando aparezcan estas líneas todo esté solucionado. La selva amazónica no es el mejor sitio para nuestros soldados.

Los ciudadanos amazónicos tienen sus propias tácticas y están acostumbrados a movilizarse en la selva y a la sombra de sus misterios.

La comunidad indígena ya lleva años luchando por ser incorporada a la calidad de ciudadanos ecuatorianos. No se puede negar que se los ha considerado como una raza vencida y aparte de la civilización. La presencia de ellos en una gran manifestación pública es indicativa de la fuerza vivencial que ese pueblo exige.

No hace falta un llamado a la cordura del gobierno, pues es una rebelión en apariencia justificada; sería fatal para el continente.

No hay comentarios.: