jueves, diciembre 21, 2006

Temas para un gobierno

Las apariencias, actividades y tendencias del presidente electo Rafael Correa dan el indicio, hasta ahora, de que el nuevo mandatario tiene fuerte inclinación hacia las relaciones públicas en cuanto a su persona, y hacia el comercio exterior en tanto se refiera a política de desarrollo económico.Ambas características, de ser así, marcarían el perfil de un próximo mandatario ecuatoriano que estaría dispuesto a organizar un gobierno diferente: marcado por una buena relación externa, y de un sentido pragmático hacia el desarrollo.Con tales características el país estaría entrando a una etapa de actividades diferentes a las tradicionales, con las que se ha vivido por décadas, bajo la férula de grupos de interés. Ahora se vive bajo la petroadicción.El Presidente electo ha hecho grandilocuentes declaraciones sobre temas más que nada de política administrativa. No se conoce que haya hablado seriamente sobre los futuros de la educación y su infraestructura, obligación cada vez más descuidada por el Estado; y acerca del comercio exterior, en cuya actividad radica la creación de riqueza para el país; acerca de la agricultura y el área alimentaria; y acerca de la energía eléctrica. Estos y otros problemas más que demandan atención, solución tecnológica y de inversión inteligente. ¿La salud y la seguridad social? Estas actividades necesitan sabiduría por parte del gobernante para darles orientación, aumentar el empleo e ir reduciendo el subempleo.El país tiene grandes potencialidades. ¿Y por qué no atraer negocios e industrias que buscan oportunidades para salir de países más desarrollados?El Presidente electo tiene que pensar y planificar como estadista. Para su gestión tendrá que encontrar personajes no contaminados que piensen en función de país y no que quieran llevar agua para su molino.La observación en el tiempo va sacando a luz que la candidatura hoy triunfante no ha sido tan improvisada, como se dice. Es producto de un trabajo subterráneo y estratégicamente programado, quizás como antes nunca se dio en el país. Tras de todo este escenario -especulativo pero que conlleva algo de verdad- irán apareciendo los personajes mefistofélicos que aprovecharán en forma sutil las fallas del medio político y las del candidato opositor.De ser así, una nueva tendencia de hacer política aparecerá incubada al calor del nuevo gobierno, aunque la travesía es larga y peligrosa. Aparecerán pronto las orejas de lobos y los cantos de sirena. No faltarán los padrinos.En toda administración -que es un ejercicio de poder- existe el contrapoder; en ocasiones aparece el topo invisible e insensible que con sus fuertes brazos y recias uñas cambia el panorama político, utilizando desde el rumor hasta la diatriba, que lleva al desprestigio a un gobierno y lo torna débil.Debo suponer que el Presidente electo conoce la historia de seudopolíticos y maestros de la política, pues aunque es primordial el dominio de la teoría macroeconómica, sin el quehacer de la política de Estado el agua no fluye. Para tal propósito se demanda conocer bien quiénes manejan el recurso financiero y cuáles son las minorías confundidas en los promedios que nos dicen los expertos.

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