miércoles, diciembre 27, 2006

Nuevas tensiones

El gobierno que se iniciará el próximo l5 de enero presidido por el economista Rafael Correa abre una serie de incógnitas respecto a la administración, dirección, orientación y desarrollo económico. Así como fue sorpresivo el triunfo electoral, parecería como que esa será la tónica durante el periodo presidencial que regirá en el país.No se trata de crear pesimismo, sino de apuntar la atención del sector privado hacia las políticas gubernamentales que podrían entorpecer el comportamiento idóneo de su inversión. La inquietud salta porque las actitudes del Presidente electo así lo demuestran o tratan de demostrarlo.Aún se vive el periodo previo caracterizado por la turbulencia política, el silencio observador y la presentación de quienes serán los nuevos actores. (Desde luego mala táctica la de exponer a la opinión pública como para su aprobación, los nombres de futuros funcionarios). Ahora mismo ya se considera un error del Presidente electo, su actitud no diplomática con respecto a las fumigaciones colombianas, hasta darse el caso de la posibilidad de no asistencia del presidente Uribe a la transmisión del mando. ¿Qué aconsejó para el caso su futura Canciller?¿Continuidad o cambio? Es la pregunta cuya respuesta habrá que buscarla en los próximos días, vistos los comportamientos. Hasta ahora no es fácil hacer un pronóstico. Sin embargo, como se rumora acerca de un gobierno socialista (mucha intervención estatal en la actividad privada) el sector deberá estar muy alerta ante las inclinaciones e interpretar los síntomas que se vayan presentando.Tengo para mi coleto que aún se viven días de indefinición gubernamental y que las visitas de izquierda podrían equivaler al capeo que hace el torero para conocer por dónde ataca el toro, mientras distrae la atención del público. Por lo tanto, aún es difícil saber si habrá continuidad o cambio. El futuro administrativo del país trae una gran carga de inexperiencia política, lo que generaría dos consecuencias: la una, una alta dosis de errores, y la otra la influencia de las viejas guardias que saben más por viejos que por diablos.El país está fragmentado por las malas administraciones y la discontinuidad y al Presidente electo le toca esta herencia. El economista Correa si quiere pasar a la historia tendrá que buscar la fórmula para hacer que la suma de las partes sea igual al todo.Se ve en el horizonte, además, una multitud de problemas que heredará del actual gobierno, que parece que se dejan sin solución para quemar tiempo. Si el economista Correa no refina su visión ecológica, tendrá muchos problemas para lograr una administración eficiente del país. Él mismo ha creado ya algunos como la Base de Manta, no firmar el TLC, el Banco Central, la rebaja del IVA, y un generoso etcétera. Sin contar la Asamblea.¿Y qué pasará si la oposición política combativa se agudiza? ¿Servirán para el caso sus noveles colaboradores?En política activa, la zancadilla (la cáscara de plátano) es un arma poderosa ante la que han sucumbido políticos y militares.No hay que olvidar que en el país ya constituye un hobby dedicarse a tener en jaque mate a los presidentes, una de las causas para el retraso en que vivimos comparativamente y, por qué no decirlo, del ranking en que nos ha clasificado la corrupción internacional.

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