jueves, marzo 08, 2007

Tiempo de acción

Son tiempos de quehacer político muy activos. Que demandan alerta permanente para percibir –apenas percibir– lo que buscará el Gobierno en el campo de las organizaciones, principalmente de las empresas. Hay un notorio ataque al sector de la economía, tal como hoy está constituido porque, se dice, hay concentración de capitales que dan poder político y crean así, una oligarquía fuerte y mandona que no permite que el bienestar –mejor distribución del ingreso– sirva para ir luchando contra la pobreza y mejor calidad de vida.Así es como, con esta tesis como insignia, se arma en el país la filosofía de los gobiernos. La política se convirtió en el negocio universal, en donde ni siquiera funciona la teoría de Darwin, sino los factores oscuros de los grandes intereses particulares, que giran como satélites alrededor del Gobierno.Lo brevemente descrito es una especie de ecología de mercado –contexto generado por los políticos para favorecer sus objetivos– que crea una turbulencia como aquella en que se producen ventarrones cuya dirección a seguir es errática: nadie sabe su destino, pero se presienten y se sienten sus efectos.El país, pues, está en plena turbulencia. Las decisiones que el Gobierno tiene que tomar y que atañen al fluir de una diaria y eficiente administración están paralizados. Los procesos de innovación y descapitalización están detenidos por parte de sus actores.Ha nacido, apadrinado por la corriente provincializadora, un neorregionalismo, cuyas consecuencias trastornarán el escenario geopolítico del futuro.El sector privado, lo repito, debe estar alerta. Sean sutiles, tenues o drásticas las señales, hay que tratar de interpretar, no solo comentar, sus efectos en lo circundante y en lo particular.No hay que pasar por alto qué apariencias, circunstancias, hechos y declaraciones evidencian un gobierno de ribetes populistas; siendo así se abrirá una lucha de clases que nos haría volver a los tristes tiempos que han pasado, pero que siguen incidiendo en la vida política ecuatoriana. El lenguaje que se está utilizando, está preparando el ambiente.¡Cuánta energía se está desperdiciando! Energía que hace falta para dedicarla a resolver los cruciales problemas del Ecuador. Entre las virtudes de un mandatario no está la de crear problemas; todo lo contrario, es la de resolver problemas y educar. ¡Cuidado con el caos, un buen administrador evita entrar a ese terreno porque conoce el costo social y económico!El tiempo es de expectativa y no dejar que las cosas rueden. Muchos capitales habrán estado listos para entrar a trabajar al país a pesar del riesgo; pero ante una política tan desenfadada de ataque que marca una hostilidad.Las piezas están disgregadas. No somos un sistema como debiéramos ser para ser un país fuerte y respetable. Se lo podría lograr cuando todos aunemos esfuerzos sabiendo adónde queremos ir, y sobre todo adónde llegar.Porque el problema es que se ha perdido la fe en los mandatarios del pasado, y un pueblo sin fe, es barco sin destino: puede encallar muchas veces.Tenemos por venir muchos días de agitación que hay que manejarlos con mesura y serenidad. El Mandatario debe ser el primer actor en pacificar para que el país salga de esta especie de tribalismo en el que todos afilan sus lanzas.

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