jueves, julio 02, 2009

Crecimiento y administración

La globalización es un concepto nuevo para el empresariado de los países de América Latina. Este concepto tiene que ser ampliamente comprendido para poder aprovecharlo. El socialismo siglo XXI no está en las instituciones de acuerdo con la nueva fórmula de intercambio, porque considera que es modalidad de los países ricos o más desarrollados para ejercer dominio sobre los países pobres o los que suministran materias primas; pero si se profundiza en el criterio comercial se podrán apreciar las muchas posibilidades y alternativas que el instrumento ofrece.

Porque tiende a que la competición internacional sea múltiple entre los países que también serán múltiples compradores-proveedores.

Este nuevo concepto trae una revisión de todos los procesos internacionales y también de los domésticos. Tratados, acuerdos, convenios, etcétera, entre países forzosamente tendrán que ser revisados para ponerlos a tono con las nuevas exigencias del comercio global.

Para el Ecuador significa una ventaja poder competir con otros países y otra gama de productos. Sin embargo, la parte difícil estará en el financiamiento. El gobierno de Correa se ha peleado con el capital extranjero y las instituciones que lo manejan. Es remota la posibilidad de que venga capital extranjero ante la incertidumbre con que se está manejando la política de comercio exterior.

La Ley de Compañías acaba de ser modificada para poder ejercer más control sobre el capital extranjero, poniendo algunas drásticas limitaciones a este.

Las tendencias imperantes mostradas por el Gobierno continuarán, salvo que ocurra algún suceso intempestivo o inesperado. La historia de las políticas económicas guarda muchos ejemplos.

Nuestro país marcha al garete, sin saber qué rumbo tomar. Lo único que se sabe es que se quiere cambiar su estructura para ponerla acorde con las teorías del socialismo siglo XXI. La democracia sustituida por el autoritarismo ya comienza a dar sus frutos: los escándalos de estos días que rodean al presidente Correa.

Se pasó la oportunidad de tener un Ecuador mejor, distante de los grupos de poder contra quienes, se decía, eran los dueños del país. Pero la suerte ha querido que salgan otros dueños y que desde el inicio del nuevo Gobierno hayan planificado beneficiarse con el triunfo de su candidato.

Rectifique, señor Presidente. ¡Aún le queda tiempo! Tenga presente que no solamente hay que ser, sino parecer. Pero no olvide que el ejemplo venezolano no es el que mejor le cuadra al Ecuador. Por mucho que digan los economistas oficiales que las cifras son optimistas, el país no crece, el ingreso se sigue desvalorizando, muchos negocios han cerrado sus puertas o han emigrado ante la incertidumbre.

Hay viento en contra. El desempleo aumenta y con este el descontento y sus secuelas. Como decía mi antiguo profesor: “no hay países subdesarrollados sino subadministrados”.

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