jueves, junio 22, 2006

Navegando entre dos corrientes

Cuando una embarcación navega entre dos aguas, lo hace entre dos corrientes que chocan en dirección contraria y producen, además, la succión. El hábil navegante en administración de la economía pública sabe muy bien que con habilidad y conocimiento puede salir de la amenaza; pero que también la entropía puede acabar con el sistema.El país está viviendo entre lo que es y lo que debiera ser. Está entre lo que podría llamarse inercia en equilibrio y el espejismo de la riqueza. Al chocar ambos generan una ficción de estabilidad que asombra a los más pintados economistas, no se diga al neófito.Por una parte el ambiente pesado, el clima recargado que está produciendo la cercanía electoral en que una variopinta de candidatos que esperan ubicarse en donde mejor puedan estar para salvar a la patria, y sobre todo a los pobres; y de otro canto la “tembladera” de un gobierno que no acertó en el blanco desde el comienzo de su gestión.Si la revolución que hice con mis coroneles hubiera dado resultado, diría el coronel jefe, el Ecuador ya habría cambiado, el ingreso per cápita habría mejorado y el petróleo se habría manejado con inteligencia y talento en beneficio del país.Pero ocurre lo inesperado, y de pronto hay tanto recurso financiero proveniente de la venta de petróleo que resulta mejor la operación doméstica para que no sigan haciéndola los gringos.Corren entonces las dos aguas y se produce el remolino. Deja de ser eficiente la operación alrededor del pozo 15 y comenzará la ganancia de los pescadores en río revuelto. Ya hay déficit en el ingreso financiero del país y, por supuesto, entre sus beneficiarios en el otro lado, entre los egresos que tiene que atender la caja fiscal debe entregar 30 millones de dólares mensuales para mantener la operación con personal nacional, aparte, desde luego lo que costará operar con personal extranjero.Olvidando momentáneamente el sentimiento al que se refirió el presidente Palacio para justificar la operación, no se ha hecho un balance del efecto en la economía ecuatoriana por dejar de vender X barriles diarios de petróleo. Con espíritu pragmático y de supervivencia surge la inquietud: ¿si en el mundo del gobierno existen jerarquías y personajes con los más exóticos títulos y provenientes de respetables universidades en el mundo, por qué no se agotó el camino de la negociación ardua de menor costo y más largo plazo para la economía?Cómo es posible que el caso Oxy ahora se lo haya declarado asunto de Estado, morirá succionado por el remolino, sin que se pueda conocer las causas subyacentes de los futuros faltantes para cubrir las obligaciones del Gobierno, los ditirambos que se hagan para pagar la deuda externa, y también la interna, y lo inesperado y las contingencias que aparezcan.No se puede, aunque es tema aparte, dejar de relacionar los efectos dentro del TLC, porque la abundante pero limitada información publicada no permite redondear el comentario; pero no admite cuestionamiento que el país está frente a dos gigantes que tienen un solo mánager: Estados Unidos.Toda guerra tiene un proceso de negociación. ¿Ha fallado el Gobierno?

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