miércoles, agosto 01, 2007

¿Cambios?

Tengo para mi coleto que no obstante todas las actitudes y apariencia del gobierno Correa, no es lo que quiere ser. Pero, las derivaciones, consecuencias y trasfondo están por verse.De lo que sí no cabe duda es que se trata de un gobierno fuerte, de acciones inciertas e imprevisibles, como generalmente son las de las personas de temperamento sulfuroso. Esta desincronización produce efectos, que en ocasiones no es posible corregir.Es de lamentar que la administración del presidente Correa no fluya con la dinamia y fortaleza que necesita y demanda el país, que se mantiene en compás de espera. La incertidumbre y la paralización en nuevas inversiones finalmente terminarán incidiendo en el desarrollo económico, que cuando se logre encontrarlo tendrá un alto costo. Mientras tanto, la inflación y la especulación harán su agosto, y el país se habrá estancado, si no retrocedido, en su equivalente de años.El interés por el desarrollo económico –que es la medida del bienestar de los pueblos– debe merecer el interés primero del Gobierno. Una mejor economía trae de adehala una serie de factores adicionales que casi se generan automáticamente, y que le dan valor agregado a las medidas.La lucha intestina solo trae retrasos y paralización. La incertidumbre: esperemos a ver qué pasa… es parte de las decisiones diarias en los negocios y las inversiones. Más vale, a cambio de seguridad, se piensa en abandonar actividades, vender o liquidar negocios o parte de ellos, aumentar precios –que tiene otras connotaciones–, reducir personal y otras tantas medidas defensivas, que conducen sin dolorosa vía de retorno. Sigue la especulación y el mercado negro, en ocasiones manejado por la misma burocracia encargada de su control (ya hay como ejemplo el caso de la urea venezolana).Paremos de contar porque un panorama así es la matrícula de ingreso a la inflación y a la corrupción. ¿Es que acaso queremos un país con tales características?El país está navegando sin rumbo, y corre el peligro de que la disolución que se está sintiendo aumente exponencialmente hasta el grado que no podamos entendernos. El país se está dividiendo, y país dividido es país débil. ¿Dedicar tiempo, esfuerzos y economía en pos de una Asamblea no es retroceder políticamente buscando poder para liquidar enemigos expresos o sobrentendidos?Es necesario cambiar la ruta. Divididos no conseguiremos nada y se diluirá el esfuerzo que ha costado un cambio de gobierno. Con los recursos escasos con que cuenta la economía ecuatoriana, siempre en déficit, no alcanzaremos el desarrollo que buscamos, y estaremos empujando la roca de Sísifo.Tal vez los asesores que tenga el Presidente puedan calmar su explosividad en el momento oportuno, y conseguir que esa energía se la use positivamente en dictar leyes que estimulen el regreso de capitales que huyen, que están contribuyendo al desarrollo en otros países.Por lo pronto hay que tomar las medidas necesarias para evitar el encarecimiento del costo de vida, que es difícil detenerlo cuando ha comenzado. Este tipo de control es odioso, crea burocracia y corrupción, y empiezan a crecer tanto que hasta los más altos estamentos del gobierno caen en la tentación.¿Cambio o transformación? Ecuador es un país en decadencia gubernamental, tal es así que para sobrevivir se está copiando lo de otro país de contexto diferente.

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