jueves, noviembre 01, 2007

Presente y futuro

No sabría decir si los futurólogos (los Toffler, Naisbitt, Kelly...) o los escritores de ciencia-ficción (Asimov...) con su visión de gran angular han dado al mundo la oportunidad del desarrollo tecnológico que hay desde hace cinco décadas. Campos como la medicina y la informática, amén de otros más, se benefician tanto que parecería que ya nada queda por descubrir o innovar.Pero ocurre que vivimos tiempos de cambio, cambio acelerado, en que nada vale más que el tiempo, y debido a este factor nos vemos obligados a mirar cosas y conceptos de otra manera. Es como si una nueva lógica guiara nuestro razonamiento, que nos lleva a estar sorprendidos y vivir alerta por todo lo que pasa por nuestras vidas.No es el computador de Bill Gates con sus derivaciones lo que nos lleva a pensar de manera no rutinaria; es que con la enorme cantidad de datos que se puede obtener a través de este instrumento, se crean nuevas oportunidades para la cultura humana, que la misma mente no alcanza a analizar, interpretar y reacondicionar la “minería de datos” –calificada así por Edmond Kelly–, producidos a velocidad de nanosegundos, al momento de tomar decisiones. El descubrimiento del chip como elemento de archivo permite una gama amplísima de datos que luego se pueden convertir en información o en comunicación para la acción.De cómo se entienda el presente que nos toca vivir se podrá mirar el futuro. Las empresas que reflexionan sobre lo que será la organización del futuro y aceptan su convivencia con la tecnología, subsistirán; de lo contrario serán obsolescentes o morirán frente a la competitividad que presentará la competencia. La competitividad es parte del mayor valor de la empresa, como pueden ser sus productos.En el campo social el presente vive con nuevas instituciones, aunque muchas de ellas son retazos o remiendos de un pasado envejecido que no aportan al cambio. Y en la teoría económica, sus leyes aunque siguen siendo tales, están tan modificadas por las políticas nuevas que se aplican, que originan el pensamiento sobre una nueva economía: no hay tal. Lo que ocurre es que el pensamiento divergente lleva a buscar nuevas soluciones a viejos problemas.La tecnología cambia el sistema de vida y las costumbres. Es época del conocimiento. La gente está mejor informada que antes utilizando el computador y su facilidad de la internet; pero también existen factores negativos que a la vez vale la pena aprovecharlos para deshacer procesos, procedimientos y rutinas que resultan como piedras en el camino.En el país se está viviendo un ambiente sumamente complejo que no se puede conocer por simples percepciones. Pero es cuestión virtual que lo existente cambiará radicalmente solo cuando los líderes tengan una visión clara del futuro adonde quieran llegar. El futuro lo estamos fabricando en el presente, las tendencias indican que el ambiente político es vulnerable. No aparece, por ejemplo, una muestra de que se quiera privatizar empresas estatales, y más vale se planifica para que organizaciones autónomas –con algún subterfugio–, pasen a ser dominadas por el Estado.Esperemos que las personas que vayan a la Constituyente comprendan el ambiente de inestabilidad, incongruencia y tensiones que conforman el escenario presente y futuro del país.

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